domingo, 2 de octubre de 2011

El reclamo de la familia del policia Edwin Calderón, aún persiste

Lidia Landeta y familiares en la tumba 84 del policía Edwin
Calderón, en el cementerio de Ibarra. (Foto Luis Freire)
“Un mini departamento que lo construyeron en el patio de mi casa con dos cuartos y una cocina que tiene un metro cuadrado de ancho”, es lo que recibió Lidia Landeta, madre del cabo segundo de policía Edwin Calderón, muerto en la revuelta del 30 –S.

Junto con sus familiares realizaron una misa de réquiem en la capilla del cementerio San Miguel de Ibarra. El servicio religioso lo efectuó el párroco Bolívar Piaum, de la congregación Las Carmelitas, el sábado a las

Unas veinte personas asistieron a la misa y luego por una pequeña puerta de la capilla bajaron hasta la tumba 84, en donde se encuentra sepultado Edwin. Entre lágrimas y recuerdos comenta que la vivienda y los ofrecimientos del gobierno, no le remplaza la vida de su hijo.

Pero si exige al presidente Rafael Correa el empleo que le ofreció a Alexandra Cadena su nuera y la pensión económica para su hijo de 2 años de edad que procreó con Calderón. Ella reside en Tena (Amazonía), donde el policía prestaba sus servicios.

Únicamente recibe dinero del ahorro obligatorio que su esposo depositó en la Policía Nacional.  La familia Calderón Landeta vino hace 24 años de Quito para radicarse en Ibarra.

Edwin quiso ser policía y sus padres le apoyaron y días antes de su muerte había terminado en Quito, el curso para cabo segundo. Doña Lidia quiere saber la verdad de los hechos y en estos días no ha viajado a la Fiscalía, para conocer como avanzan las investigaciones

El inconveniente es su salud que se ha deteriorado por el sufrimiento y su avanza edad, pero con voz fuerte reclama que sancione a los verdaderos culpables que asesinaron en la revuelta a militares y policías

Mientras a las del mismo sábado se realizó una misa similar en la casa que arrienda Mariana Jhayya, en Santo Domingo de los Tsáchilas, para recordar la muerte de su hijo Jacinto Cortez, también el 30-S.

En tanto unos 50 activistas de Movimiento País de las comunidades de Otavalo y Atuntaqui (Imbabura), fueron abandonados el viernes por el torrencial aguacero en Quito.

Los buses contratados desaparecieron y en su mayoría se mojaron y por ello hicieron colecta pública para comprar pasajes en la terminal terrestre de Carcelen. (JLF)