lunes, 10 de diciembre de 2012

Monseñor Arellano invoca a reflexionar más por la paz y el medio ambiente

Cirios encendidos con el nombre de los fallecidos por muertes violentas
(Foto Luis Freire)
“Algunos mueren inocentemente y otros matan sin piedad, dejando huérfanos, viudas y familias abandonadas”, fue el mensaje del Obispo de Esmeraldas, Eugenio Arellano, en la misa campal ofrecida esta mañana por la paz, en San Lorenzo del Pailón.

Mientras unos 80 cirios encendidos con los nombres de las víctimas asesinadas entre 2010 y 2012, fueron ubicadas junto a una cruz, en el piso principal del coliseo abierto, frente el hospital Divina Providencia.

La misa se inició con el nombre de todos los fallecidos, lista que fuera entregada por sus familiares. Entre esos nombres estaban los de Enma Mina Banguera, Mauricio Castillo Quiñónez, Patricio Ruano Bolaño, asesinados por sicarios en 2011.

A criterio de Rodrigo Ocaña, comandante sectorial de la Policía San Lorenzo - Eloy Alfaro, en 2011 se registraron 63 asesinatos en estos dos cantones. En tanto 66 víctimas se han reportado en lo que va de este año en los dos sectores.

En esta estadística se incluye también los dos fallecidos en el sector Casa del Pobre, en la parroquia Durango, el viernes pasado. Ocaña confirmó la muerte de Edison Ramiro Ortiz (26 años de edad), ayer domingo en el hospital Eugenio Espejo, de Quito.

Mientras que Humberto Anchundia García (53 años), era el capataz  de la hacienda también muerto el viernes al interior del bar donde se produjo la gresca.

En tanto siguen internados los hermanos Alexander y Alberto Castillo Ramìrez,en los hospitales de Quito e Ibarra. El jefe policial Ocaña, dijo que la hipótesis del incidente sería una riña o vendetta pendiente.

En tanto los detenidos Benjamín Anchundia Peñafiel y Aymer Narváez Pazos, fueron puestos en libertad por no tener indicios o responsabilidad en la balacera.

Al mismo tiempo descartó el secuestro de Santiago Alvarado, propietario de la hacienda Palma Paz, quien se encontraba en el mismo lugar libando. Al parecer llegó a dejar un dinero para las fiestas de Durango y se quedó en el bar con sus trabajadores.

Frente a estos hechos, el alcalde Gustavo Samaniego, dijo que  son incidentes aislados o cuentas pendientes entre personas por líos de faldas, tierras o rencillas familiares. (JLF)