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Foto Luis Freire - Diario HOY) |
Uno de los derechos
humanos más importantes, si se los puede jerarquizar, es el de la libertad de
expresión entendida como la facultad que, por el solo hecho de pensar y
tener un criterio respecto de algo, tenemos todos para expresar libremente ese
pensamiento sin que por ella debamos ser reprimidos, censurados o
recibir calificativos poco encomiables.
Es por esta razón que este
es uno de los derechos más amenazados, especialmente por parte de gobiernos,
sectores políticos y económicos, incluso dentro de los mismos medios de
información, que quisieran tapar la boca de quienes protestan, les reclaman y
exigen cuentas por sus actos.
Si bien este derecho es
inherente al ser humano, como persona natural, los medios de información se han
arrogado la potestad de ser los intermediarios de la
opinión de la gente y, con esta premisa, dicen, informan y comentan los hechos
sociales pero desde su muy particular óptica.
Los medios han hecho de la
libertad de expresión su patrimonio, restando con frecuencia a la sociedad este
derecho y reduciéndola al rol de simple receptora de sus mensajes.
Este día, de la libertad
de expresión, nos debe llevar a analizar este enfoque en el sentido de que la
libertad de expresión debe vérsela indefectiblemente en una doble dimensión: como
derecho, de todos, pero también como obligación, la de asumir ese derecho con responsabilidad social, lo cual establece sus relaciones indisolubles con otros
dos derechos: el derecho a la información y el derecho a la comunicación, de
los cuales esa libertad es inherente.
Perder el derecho a la
libre expresión será para el ser humano someterse a la opresión, dar por verdades
indiscutibles lo que dicen los medios, los gobernantes y los poderes económicos
y políticos.
De ahí que la lucha por la
libertad de expresión debe ser tarea y compromiso de todos, porque representa
la manifestación de nuestro propio individualismo, de nuestra
visión del mundo y de nuestra forma de pensar, de protestar y de decir lo que
pensamos, sin perder de vista el respeto a la libertad de los demás
también a expresar y manifestarse, aunque no estemos de acuerdo con su palabra,
pues actuar así es respetar nuestra propia libertad de expresión ¿Cuánto se
respeta la libertad de expresión en cada uno de los espacios en los que nos
desenvolvemos cotidianamente?, ¿cuánto la respetamos en
cada uno de ellos?
Para contribuir a la
reflexión y al debate, invitamos a leer dos textos que están en nuestros
archivos y que tiene actualmente plena vigencia. (Ciespal)