Foto internet |
Cuando
la estadounidense Angie Varona tenía 14 años de edad ya era un símbolo sexual
en internet. Ahora tiene 20 y al colocar su nombre en Google, el buscador
registra alrededor de 797.000 resultados en diversos sitios, incluso pornográficos.
En ellos se vincula a quien se llegó a convertir en la adolescente más famosa
en la web.
¿Qué
sucedió? Subió fotos a la plataforma Photobucket en ropa interior y en bikini,
para compartirlas exclusivamente con su novio de ese entonces.
Hoy
dice que, contra su voluntad, esa intimidad se vio violentada cuando hackearon
su cuenta. Sus sugestivas imágenes, que creía de carácter privado, se
convirtieron en una epidemia viral que hasta la actualidad no ha podido
detener, ni con la ayuda del FBI. Así lo aseguraron Angie y sus padres en una
entrevista concedida a Terry Morán, del programa Nightline, de ABC News.
“Cuando
tienes catorce no te das cuenta de que las cosas que haces sí importan en ese
momento... Nadie piensa: voy a tomarme estas fotos y van a terminar en
internet. Lo haces para ti misma”, declaró.
Las
nuevas generaciones, por ser nativos digitales (personas que nacieron cuando ya
existía la tecnología digital, según Marc Prensky), son mucho menos reservadas
cuando de publicar algo en la web se trata. Muchos tampoco miden el impacto ni
el alcance que la información que eligen compartir con los demás, a través de
redes sociales, podría llegar a tener.
La
psicóloga clínica Cecilia Chávez Bowen considera que esta generación “tiene una
actitud desafiante con los padres y autoridades por considerar que los
sobrepasan en conocimientos tecnológicos”.
Agrega
que hay hijos que se burlan de sus padres porque no saben usar bien los
smartphones o manejar las redes sociales. “Esto da como resultado que no hagan
caso de los consejos que les dan sobre seguridad en redes, ya que creen saber
más y que los padres exageran”.
Varona
se arrepintió de haber subido sus fotos a la web. “De cierto modo me siento
responsable y me duele porque pude haberse evitado si hubiese escuchado a mis
padres”, comenta ahora.
En
tanto, el sociólogo Fabricio Medina manifiesta que el nativo digital “ha hecho
del internet su mejor vía de comunicación” y que, como no se lo ha podido
educar sobre los parámetros y uso de las tecnologías, “aprende de una manera
empírica, sin considerar las bondades y los límites, y es allí donde se cae en
el peligro de no saber qué es lo apropiado para difundir en una red social”.
Para
Medina, “se ha perdido el concepto (apreciación personal) de lo íntimo y se cae
fácilmente en el exhibicionismo social, a tal punto que se exponen en las redes
sociales aspectos personales que no se deberían ser de dominio público”.
Antes,
las vivencias, sentimientos y deseos se escribían un diario personal que se
mantenía en la esfera privada; en muchos casos, incluso bajo llave.
Actualmente, dice Chávez Bowen, “en Facebook escriben en su muro desde
problemas sin mayor importancia, hasta intenciones de suicidio”.
Esto
ocurre, según su colega Samuel Merlano, porque si bien se acostumbraba a
conversar con alguien “para desahogarse y tener lo que en Psicología se llama
catarsis, una liberación”, en las redes sociales se espera una
“retroalimentación”.
Él
explica que cuando las personas publican fotos en sus perfiles sociales y alguien
les da un “me gusta”, se reafirma su confianza. “Y al sentirla, ya no tiene
temor de poder exteriorizar y manifestarse a través de estos medios”.
Medina
refiere que los adolescentes prefieren esta “comunicación tecnológica” por sus
“bondades” de “socialización”. No obstante, Chávez Bowen destaca que en ciertos
hogares esta “socialización virtual” no regulada se convierte en un drama,
porque –añade– “los padres viven con el temor de que sus hijos entren en
contacto con depredadores sexuales o sufran bullying”.
De
ahí que sugiera mejorar la comunicación y “permitir que los chicos opinen con
confianza y de esa manera construyan un criterio”, así como que los padres
conozcan el mundo virtual “lo mejor posible”. “Nuestros hijos van a estar cada
vez más conectados, porque es la tendencia mundial”.
Recomendaciones:
Tener en cuenta
Código
cibernético
La
fundación española Alia2, que busca combatir la pornografía infantil en
internet y el ciberacoso, estableció un código para que los niños entiendan y
asuman sus rol en la red.
Primera
regla
Hablar
habitualmente con un desconocido en internet no lo convierte en conocido.
Chats
Es
preferible guardar estas conversaciones.
Romper
el silencio
Al
detectar una conducta inusual o acosadora en la red no se debe tomar una
actitud indiferente, sino contar lo sucedido a los padres o a una persona de
confianza.(Diario El Universo)